El agujero de la capa de ozono en la Antártida alcanza su máximo anual mostrando síntomas de recuperación

La NASA acaba de hacer público la superficie máxima de la capa de Ozono sobre la Antártida en 2014, ratificando que se sigue la tendencia detectada respecto a su recuperación respecto a finales del s. XX y que el agujero se mantiene estable en los tres últimos años.

El tamaño del agujero de este año fue de 24,1 millones de kilómetros cuadrados, un dato que queda lejos de las grandes superficies que se detectaron entre finales de los años 1990 e inicio de los 2000.

24,1 millones de kilómetros cuadrados

El área máxima detectada este año se registró el pasado 11 de septiembre, con una superficie de 24,1 millones de Km2. Es un dato similar al de 2013 que quedó en 24,0 millones de Km2.

La fecha alcanzada fue dos días más tardía que la alcanzada hasta ahora, que correspondía al 9 de septiembre de 2000 cuando se midieron 29,9 millones de Km2.

Pero hay que ser cautelosos: los científicos estimaron que el espesor mínimo de la capa de ozono de este año llegó a 114 unidades Dobson el 30 de septiembre de 2014, en comparación con las 250-350 unidades Dobson que por ejemplo había durante la década de 1960.

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A lo largo de los últimos 50 años los registros por satélite y a través de las estaciones en tierra sobre la Antártida, han mostrado espesores de la columna de ozono de 100 a 400 unidades Dobson, que se traduce en alrededor de 1 a 5 milímetros de la capa de ozono, si la totalidad de la capa de ozono ‘fuera traída a la superficie’.

Una franca recuperación… pero lenta

El agujero de ozono detectado este año 2014 es más pequeño que todos los del período 1998-2006 y comparable con los de 2010-2013.

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Estos datos proporcionados por la NASA y el NOAA confirman el estudio hecho público semanas atrás por la Organización Meteorológica Mundial, que informaba que la reducción del agujero de ozono antártico podía considerarse una realidad tras revisar los datos de 2014 y de los años anteriores.

Cautela con la mejoría experimentada

Pese a la recuperación el agujero de la capa de ozono sigue formándose todas las primaveras y se prevé que continúe haciéndolo durante buena parte del siglo XXI, dado que las partículas que provocan la desaparición son muy estables en el tiempo.

El agujero de la capa de ozono en la Antártida alcanza su máximo anual mostrando síntomas de recuperación

Hay que seguir trabajando

Según indica la NASA aún existen dudas sobre si un calentamiento de la temperatura de la estratosfera en la Antártida a largo plazo podría contribuir a la reducción de este agotamiento del ozono.

De hecho, actualmente los científicos están trabajando para determinar si la tendencia agujero de ozono en la última década es el resultado del aumento de la temperatura o bien de la disminución de cloro.

El agujero de la capa de ozono en la Antártida alcanza su máximo anual mostrando síntomas de recuperación

Un aumento de la temperatura de la estratosfera sobre la Antártida disminuiría el área del agujero de ozono.

Las estimaciones satelitales las mediciones basadas en tierra por diversas estaciones, muestran que los niveles de cloro están disminuyendo, pero sin embargo las mediciones de la temperatura de la estratosfera en esa región son menos fiables para realizar conclusiones de tendencias a largo plazo.

Ciclo anual

Como hemos explicado en ocasiones anteriores, el aumento de los niveles de cloro en la atmósfera desde la década de los 1980 junto con uso de los gases llamados cloroflourocarbonados (CFC) se formó un descenso en la densidad de la capa de ozono que cubre la Antártida.

Desde 1980, este agujero se expande durante la primavera del Hemisferio Sur (entre agosto y septiembre) y se reduce durante el otoño periódicamente.

Gracias a la prohibición internacional de este tipo de compuestos químicos, la capa de ozono se ha ido recuperando lentamente. La capa de ozono protege a la Tierra de la peligrosa radiación ultravioleta que procede del sol y que puede causar cáncer de piel.

Posible repercusión en el clima

El agotamiento del ozono contribuye al enfriamiento de la estratosfera inferior, lo que a su vez provoca cambios en la circulación estival del hemisferio sur que ha sido estudiada por diversos grupos científicos en las últimas décadas, con los consiguientes efectos en la temperatura de la superficie, las precipitaciones y los océanos.

En el hemisferio norte, donde el agotamiento del ozono es menor, no se estima ninguna relación estrecha entre el agotamiento del ozono estratosférico y el clima troposférico.

Contrapartida de la eliminación de los CFC

La principal reducción de la capa de ozono se produjo tras la puesta en marcha de las medias del Protocolo de Montreal que consiguieron disminuir en un 90 % las emisiones de gases a base de clorofluorocarbono (CFC) utilizados en los productos refrigerantes, espumas, aerosoles y equipos de extinción de incendios.

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Como contrapartida, mucho de esos gases fueron sustituidos por gases de efecto invernadero, trasladando en cierta medida el problema medioambiental a otro escenario.

Y es que los hidrofluorocarbonos (HFC), sustitutos de los CFC, aumentan en un 7% cada año y aunque no afectan a la capa de ozono contribuyen a aumentar la temperatura global de la Tierra como consecuencia del denominado efecto invernadero.