Muy interesante la entrevista que podíamos leer ayer en La Opinión de Málaga. El cuestionario iba para José Damián Ruiz Sinoga, profesor de Geografía de la Universidad de Málaga que comenta ciertos aspectos del estado del monte en la zona malagueña de actualidad. Resalto las partes que veo más interesantes de la entrevista:

¿Cómo han sido las lluvias del invierno pasado? ¿Han sido positivas?

Las lluvias pasadas tuvieron algunos picos muy intensos que generaron más desplazamientos de suelo, pero en general ha llovido muy bien. Inusualmente bien.

Sin embargo, ¿el incremento de la vegetación no puede aumentar el riesgo de incendio?

Así es. Este año ha llovido mucho y hay mucha vegetación que se produce justo después de las lluvias y, cuando llega el verano, se agosta al perder el terreno la humedad necesaria. Ese proceso sirve para recargar la materia orgánica y se va creando suelo. Este año, como ha llovido mucho, hay más vegetación que en otros años. Cuando el suelo ha dejado de tener el nivel de humedad necesario para mantenerla, se han muerto y se han convertido en una yesca. Esto supone un riesgo muy alto de incendio si hay una energía que lo genere, como un rayo, una colilla, o una botella, lo que sea. En cualquier caso, nos encontramos con una situación más proclive a que se inicie y se expanda un incendio. Es irrefutable.

¿Está muy avanzado este proceso?

Estoy midiendo la humedad del suelo día a día en varios puntos desde el extremo occidental al oriental. Hay zonas, como los Montes de Málaga, que han sido las primeras en superar ese punto en que se pierde la humedad mínima y en la zona más cercana a Cádiz ya están entrando en ese punto. El riesgo es ahora mayor.

Los Montes de Málaga es la zona donde el riesgo ha comenzado antes.

Ha empezado antes en los Montes de Málaga y desde allí se ha expandido hacia Nerja y Manilva. En este momento, prácticamente toda la vegetación nacida por las lluvias en la provincia de Málaga está agostada. Eso no es alarmar, sino decir la situación en la que están.

¿El desarrollo de la construcción de los últimos años ha agravado el proceso de erosión?

El problema no se inicia ahora, ni mucho menos. Si somos serios, hay que reconocer que se inicia con la llegada de los Reyes Católicos. Es en ese momento cuando se empiezan a roturar terrenos cuya vocación era la forestal. Por ejemplo, en los Montes de Málaga se hace para cultivar viñas, olivos, almendros... A partir de ahí se altera el sistema morfológico y ambiental de la zona. Esto ocurre así en todo el reino nazarí, por ejemplo, Salobreña en el siglo XVIII era una especie de atolón unido con la costa por un camino muy estrecho con mar por todos lados. Sin embargo, ahora tiene una vega amplísima a su alrededor que es terreno sedimentado de la Alpujarra. Pasa igual en los Montes de Málaga, con un proceso de erosión que comenzó hace mucho tiempo.

¿El grado de erosión se ha mantenido estable o se ha acelerado?

Conforme el hombre ha ido roturando más tierras y dándole otra actividad diferente, se ha acelerado. La urbanización, sin duda, ha tenido mucho que ver. ¿Por qué se produce esto? El suelo es poroso y puede llegar al 40% de porosidad en algunos puntos de la provincia. Esto significa que el 40% de su espacio volumétrico es aire, que puede estar lleno de aire o de agua. Pero si el suelo lo sellas con una carretera, un camino de hormigón o una casa, le quitas al sistema un aporte hídrico. Cualquier aporte de lluvia se filtra en el suelo a diferente ritmo, pero se filtra. Si lo sellamos, ahí no hay infiltración y todo eso es correntías. Si a eso le unimos la configuración orográfica de la provincia de Málaga, con montañas y muy accidentada, estos procesos aceleran que el agua caiga vega abajo. Al bajar sin nada que lo frene adquiere más aceleración, más energía cinética y arrastra más materiales. Con lo cual el terreno no se alimenta.

Con este panorama, las últimas lluvias habrán producido un alto nivel de erosión.

Con estas precipitaciones, los arroyos Jaboneros, La Caleta o Gálica, muy próximos a Málaga, han hecho que a todo lo largo de la costa oriental de Málaga se haya visto en el mar una mancha diaria de agua color chocolate. Ese color es terreno arrastrado por las correntías de los montes y, si el suelo está abajo, justo la parte alta y más productiva, se desprotege la parte alta, se pierde materia orgánica y capacidad de mantener más vegetación. Es una erosión acelerada por el hombre, que ha contribuido a la degradación del suelo.

Eso pese a que la lluvia no ha caído con grandes picos salvo unos días.

Como ha estado lloviendo muchos días, el suelo se terminó saturando y no dio tiempo a que se filtrase el agua. Así, conforme seguía lloviendo, el agua que caía iba en correntía. Pero si a eso le unimos la pendiente y que los suelos de esta zona es de arcilla, todo el agua venía para abajo arrastrando mucho terreno.

¿El riesgo de inundaciones sigue siendo alto en Málaga?

Hablar de inundaciones en el arco mediterráneo, desde Gibraltar a Gerona, es hacerlo de un proceso recurrente y una respuesta del medio a una agresividad en las precipitaciones. Es algo natural que haya inundaciones. ¿Cómo evitar eso? Intentando que la carga hidráulica no caiga directamente sobre el suelo. Si tiras agua sobre suelo desnudo y en pendiente, escurre. Hay que proteger el suelo con vegetación. Entonces el agua va a circular más lenta y más limpia. Eso evitará inundaciones abajo.

¿Cuánto espacio sería necesario reforestar para proteger la ciudad de inundaciones?

Para estar tranquilo ante el posible riesgo de inundaciones y proteger los recursos, suelo, vegetación y agua, sería fundamental al menos forestar unas 40.000 hectáreas más, que se sumarían a las que ya hay en los Montes de Málaga. Todo lo que no sea eso, significa desprotección. No lo digo yo, lo dice la naturaleza y se pudo comprobar hace cuatro meses, cuando se veía una mancha en el mar de ´chocolate´.

Pero eso protegerá sobre todo a la zona Este.

En la zona Oeste se han llevado a cabo trabajos para evitar inundaciones, como la presa Casasola, que regula los aportes del Campanillas, y se ha ampliado el cauce del Guadalhorce. Otro tema son las zonas más llanas con una carga hidráulica más fuerte, como en los polígonos, que se inundan porque no tienen evacuación y hacen un efecto de represa. Aunque, con esas obras, no es lo mismo que el agua llegue a la altura del tobillo o de la rodilla. Ahora, a las 4 ó 5 horas ha desaparecido el agua y los daños son mínimos.

Se puede decir entonces que la seguridad de Málaga depende de una gran reforestación.

La seguridad de Málaga depende de que haya una gran reforestación, que nos permita volver a la situación de origen de hace muchos años, porque el hombre ha deteriorado mucho la naturaleza, plantando edificios, carreteras e impermeabilizando el terreno. Si la superficie impermeable es mayor, cuando llueve el agua tienen que salir y lo hace por donde siempre lo ha hecho. Eso ocurre en la calle Alcazabilla, que se decía que el agua iba como en un arroyo. ¡Es que es un arroyo! Lo mismo pasó en 1989 en el polígono de El Viso, que es el arroyo de las Cañas.