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¿Es posible un escenario climático catastrófico como en la película ‘El día de mañana’? Un investigador de la Universidad de Southampton ha realizado un estudio científico para valorar en qué grado sería posible un abrupto cambio en las condiciones climáticas del Hemisferio Norte en los próximos años, tratando de buscar un escenario similar al de la cinta dirigida por Ronald Emmerich y protagonizada por Dennis Quaid y Jake Gyllenhaal.

El trabajo ha visto la luz poco después de que se detectara una bolsa de agua fría en Atlántico Norte, al Sur de las costas de Groenlandia, uno de los efectos que presumiblemente se podrían producir como respuesta al calentamiento global del Planeta.

De la ficción a la realidad

Cuando ‘El día de mañana’ se estrenó, la comunidad científica vio en la cinta muchas incongruencias. La falta de rigor en la sucesión de eventos meteorológicos y climáticos echaba por tierra lo que podría haber sido un buen filme científico.

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Pero el Profesor Sybren Drijfhout tuvo la idea de simular en un modelo climático las condiciones de partida que proponía el largometraje: el colapso de la Circulación de Retorno Meridional Atlántica (AMOC).

La clave: el colapso de la Circulación de Retorno Meridional Atlántica

Empleando el modelo climático alemán ECHAM en el Instituto Max-Planck de Hamburgo, Drijfhout simuló que ocurriría si esta corriente oceánica desapareciera como consecuencia del derretimiento súbito del hielo del Ártico.

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A consecuencia de ello, la Tierra pasaría a enfriarse durante un período de 20 años y una vez pasado ese período, el Planeta retomaría la senda alcista pero con una corrección de 0,8 ºC por debajo de la temperatura media que habría alcanzado de no producirse el colapso de la AMOC.

¿Coincidencia o un efecto real?

Lo cierto es que en los últimos meses se ha observado la aparición de una burbuja de agua muy fría en el Atlántico Norte, al Sur de Groenlandia, lo que podría ser el primer síntoma de la paralización de la corriente cálida oceánica que se mueve desde las costas de Centroamérica hasta Europa y que es responsable de que los inviernos no sean tan rigurosos en el viejo continente.

Como os informamos semanas atrás, a juicio de muchos investigadores, de seguir esta tendencia, los inviernos de Europa tenderían a ser cada vez más rigurosos, al estar influenciados por la llegada de corrientes de agua mucho más frías, procedente del Polo Norte, en lugar de llegar desde Centroamérica.