En las últimas semanas se están produciendo anomalías térmicas muy altas en el Ártico.  Lógicamente este factor está repercutiendo de forma sensible en la extensión de la superficie helada de aquel rincón del Planeta, de manera que la recuperación de la banquisa ártica durante el mes de octubre ha evolucionado de forma mucho más lenta de lo normal.

El gráfico superior compartido Zachary Labe, nos ilustra de manera muy elocuente lo acusada que es la desviación térmica positiva en el Ártico en estos momentos, que casi llega a niveles alarmantes.

La banquisa ártica remonta lentamente

Octubre no ha sido un buen mes para la banquisa ártica. Tras el mínimo anual alcanzado el pasado 10 de septiembre, una fecha relativamente temprana y que podría haber repercutido en una mejor salud de la capa helada para la presente temporada, las temperaturas superficiales altas de las últimas semanas han ralentizado el crecimiento.

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Una ganancia de menos de un tercio que la media

Según informa el NSIDC, desde el 1 al 15 de octubre la banquisa ártica solo aumentó 378.000 Kilómetros cuadrados: menos de un tercio que la ganancia media durante el período 1981-2010.

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El 31 de octubre, la banquisa ártica se situaba en 7,07 millones de Kilómetros cuadrados, la media más baja desde que tenemos registros por satélite.

Temperaturas superficiales muy altas

Como podemos ver en los distintos gráficos que acompañan esta noticia y gracias a los datos que aporta el NSDIC, sabemos que la alta temperatura de la atmósfera al nivel superficial ha sido el factor clave.

Especialmente las anomalías han sido muy acusadas en los Mares de Beaufort y Chukchi, Barents y Kara mares a lo largo de la costa de Eurasia así como el Mar de Siberia Oriental.

El hielo marino antiguo desapareciendo

Paralelamente, la NASA ha publicado un vídeo que nos muestra la evolución del hielo en el Ártico desde 1984 diferenciando la edad de la capa helada.

Los datos recabados por la Agencia Espacial de Estados Unidos revelan que el hielo marino más antiguo del Ártico está desapareciendo, y está siendo sustituido por otro reciente más delgado, más vulnerable al aumento de temperaturas en verano y por tanto más propenso a sufrir el proceso de fusión.

Cada año, el hielo marino se forma en invierno y se derrite en verano. El hielo marino que sobrevive a la temporada de deshielo se espesa con cada año que pasa: el hielo recién formado crece a alrededor de 1 a 2,5 metros de espesor durante su primer año, mientras que el hielo de varios años (hielo marino que ha sobrevivido a varias estaciones de fusión) es de 3 a 4 metros de espesor.

El hielo más viejo y más grueso es más resistente a fundirse y menos probable que sea empujado por vientos o roto por las olas o las tormentas.

El vídeo revela dos rachas principales de pérdida de espesor de hielo: el primero, a partir de 1989 y que dura unos pocos años, se debió a un cambio en la oscilación ártica. El segundo pico en la pérdida de hielo comenzó a mediados de la década de 2000.