La Corriente del Golfo podría cortarse o al menos verse afectada, en su camino hacia Europa a través del Atlántico Norte, según indica un nuevo estudio de investigación realizado al respecto. El motivo es que el deshielo en el Ártico interrumpiría el paso de este gran río oceánico.

Se trata de un nuevo trabajo en este sentido, que ratifica las mismas conclusiones que análisis anteriores realizadas por otros grupos de investigación.

Recordamos que dicha corriente marina es la responsable de que buena parte del Oeste de Europa tenga un clima más templado que el de Norteamérica.

Probable en los próximos 100 años

Los científicos de la Universidad de Groningen y la Universidad de Utrecht creen que es muy poco probable que se corte completamente la Corriente del Atlántico Norte, pero sí estiman que en un 15% cambie su trayectoria durante los próximos 100 años.

El deshielo de Groenlandia y las precipitaciones más intensas en esa parte del Atlántico Norte, serían los factores responsables de dicho cambio en su trayectoria y características, pues también se vería alterada su salinidad y densidad.

La Corriente del Atlántico Norte, que proporciona a gran parte del noroeste de Europa un clima relativamente templado, puede cortarse temporalmente en los próximos cien años por el deshielo ártico.

Un importante efecto en el clima

Como ya os hemos contado varias veces, si el Ártico se calienta, Europa se enfría, pues al llegar mucha agua fría y menos salina al Atlántico se corta el flujo de agua templada a Europa que nos llega desde Centroamérica.

Esto provocaría un descenso térmico a nivel global en el Oeste de Europa, de manera que las temperaturas se moverían en niveles similares a los que se registran en Norteamérica a la misma latitud.

Corrientes oceánicas muy sensibles

Tras un análisis de varias décadas, los científicos han constatado que las corrientes del Océano Atlántico son sensibles a la cantidad de agua dulce en la superficie.

Puesto que la escorrentía del agua de deshielo de Groenlandia está aumentando debido al calentamiento global del Planeta y en especial del Polo Norte, al igual que las precipitaciones sobre el océano, es muy probable que esto puede ralentizar o incluso revertir la corriente del Atlántico Norte, bloqueando el transporte de calor a Europa.

Cómo realizaron el estudio de investigación

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han empleado modelos de alta resolución, basados en las ecuaciones que describen los flujos de fluidos, y modelos de caja altamente simplificados.

Ellos estimaron la probabilidad de que pequeñas fluctuaciones en la entrada de agua dulce causaran una desaceleración temporal o un colapso total de la corriente del Atlántico Norte, descubriendo que muestra un comportamiento no lineal, lo que significa que pequeños cambios pueden tener grandes efectos.