La niebla engelante puede aparecer en las dos mesetas entre mínimas de récord

La niebla engelante puede aparecer en las dos mesetas entre mínimas de récord. Algunas estaciones pueden medir valores absolutos para toda su serie histórica.

La borrasca Filomena se marcha, y toma su relevo el anticiclón de las Azores. Quién nos diría que un anticiclón, que aporta estabilidad atmosférica, sea responsable de traernos un nuevo episodio de fenómenos meteorológicos adversos.

En este caso, una ola de frío que puede batir récords en cuanto a las temperaturas mínimas que pueden llegar a alcanzarse en algunos observatorios.

El anticiclón de las Azores va a traer estabilidad, y va a limpiar los cielos. Pero también generará ambiente propicio para las nieblas, y otros fenómenos adversos relacionados con el frío extremo.

Nos referimos a las heladas y a la niebla engelante, o niebla helada. Un fenómeno que no debemos confundir con la lluvia engelante o lluvia helada.

El Anticiclón de las Azores y su relación con la ola de frío

Resulta curioso que la llegada de un anticiclón, el Anticiclón de las Azores, sea responsable de una nueva fase de este temporal invernal: una ola de frío.

¿Qué relación tiene este anticiclón con el acentuamiento del frío? Ayer ya dimos unas pinceladas al asunto.

Precisamente, la llegada del anticiclón de las Azores va a convertir a la Península en un auténtico congelador. Las nubes van a desaparecer, y las noches van a quedar completamente despejadas.

El efecto albedo contribuye a potenciar las temperaturas mínimas extremas

De esta manera, el suelo pierde calor de forma rápida y significativa por radiación, en un ambiente de escasa humedad relativa por el cambio de masas de aire.

Condiciones muy propicias para que las temperaturas mínimas caigan en picado. Además, podemos sumar al Efecto Albedo.

Con grandes extensiones de terreno nevadas, la radiación solar es reflejada en casi su totalidad, impidiendo el caldeamiento del aire.

El suelo nevado no se calienta, y no calienta las masas de aire que tiene encima. Cae la noche, y a la ya de por sí masa de aire enfriada, pierde todavía más temperatura… con lo que se produce una retroalimentación, muy típica de estos episodios.

Y tal y como ha quedado la Península tras el paso de Filomena, es fácil entender a qué nos enfrentamos a partir de ahora. No hay que tomárselo a guasa… y que no nos vuelva a pillar desprevenidos. Va a hacer MUCHO FRÍO y esto no es ninguna tontería.

La nieve se va a convertir en HIELO. El agua se va a convertir en HIELO… y ya sabemos lo que pasa con el HIELO. Resbala. Y mucho. S

erá imposible conducir sin cadenas, y será muy difícil caminar sobre él. Mucho riesgo de que nos caigamos y nos lesionemos. No corramos riesgos innecesarios, a sabiendas de cómo están los hospitales y los centros de salud con el COVID-19.

Heladas blancas y heladas negras

Se va a hablar mucho de las heladas, y puede que escuches hablar de los dos tipos que hay: heladas blancas, y heladas negras.

Las heladas blancas son aquellas que se producen con ambientes con cierta humedad relativa en la masa de aire, de forma que se genera escarcha sobre las superficie.

Las heladas negras se producen cuando hay una baja humedad relativa en la masa de aire, siendo esta muy seca. No se forma escarcha pero tiene la misma capacidad congelante. En la agricultura, son muy dañinas, si se producen sobre plantas vegetativamente activas, porque las destruye.

La niebla engelante o niebla helada

La Organización Meteorológica Mundial la define de la siguiente manera:

La niebla engelante se produce a temperaturas por debajo de 0 °C cuando las gotitas de niebla subfundida se congelan al entrar en contacto con el suelo u otros objetos para formar cencellada blanca.

En la observación y predicción del tiempo para la aviación, cualquier tipo de niebla que consista predominantemente en gotitas de agua a temperaturas por debajo de 0 °C se considera niebla engelante, independientemente de que se deposite cencellada blanca o no.

A temperaturas por debajo de –10 °C, puede formarse niebla compuesta de cristales de hielo, debido normalmente a la congelación de las gotitas. Igual que el polvo de diamante, esa congelación da lugar a fenómenos ópticos. La niebla puede formarse en diversas situaciones meteorológicas, pero en todo caso es el resultado de la saturación del aire.

Organización Meteorológica Mundial, OMM.

Este fenómeno ya se ha producido por ejemplo, en Ávila. Y el resultado puede llegar a ser muy hermoso.