Los gases de efecto invernadero retrasan las lluvias en los trópicos

Un estudio de investigación afirma que el aumento de los gases de efecto invernadero y las reducciones en los aerosoles generados por humanos han retrasado 4 días la estación de lluvias en los trópicos entre 1979 y 2019.

Aunque estamos hablando de tan solo 4 días, esto se traduce en un efecto dramático en el desarrollo de los cultivos, en la periodicidad de las olas de calor y de los incendios forestales.

Es la primera estimación de forma precisa acerca de cómo la actividad humana tiene importantes consecuencias en ciertos parámetros bioclimáticos.

Es un hecho real: se retrasa la temporada de lluvia en los trópicos

Según el estudio publicado en Nature Climate Change demostraría el inicio tardío de las lluvias monzónicas, es un hecho ya real y vinculado al calentamiento global del Planeta proyectado por los modelos climáticos.

Curiosamente, este hecho tiene lugar a causa de una atmósfera cada vez más húmeda.

Al aumentar los gases de efecto invernadero se calienta más la superficie de la Tierra, habiendo más vapor de agua llega a la atmósfera.

Más vapor de agua, pero menos lluvia

Este contenido humedad adicional incrementa la cantidad de energía necesaria para calentar la atmósfera a medida que la primavera se convierte en verano, modificando la secuencia de las estaciones lluviosas.

Se podría decir que, al haber más vapor de agua en la atmósfera, la troposfera se vuelve más parecida a un océano.

Como sabemos, el océano tarda más en calentarse que la atmósfera.

Y más humedad implica que la atmósfera tarde más en absorber energía y producir lluvia.

Menos aerosoles, aire más limpio, pero menos lluvias en los trópicos

Por otra parte, los aerosoles generados por humanos tienden a reflejar la luz solar.

La quema de rastrojos, por ejemplo, contribuye a enfriar la atmósfera y lucha contra la tendencia al calentamiento causada por los gases de efecto invernadero.

Pero, las políticas medioambientales, que buscan cielos más limpios y atmósferas respirables de mayor calidad, están prohibiendo la emisión de estos aerosoles vinculados a la actividad humana.

Así que parte de ese efecto de enfriamiento se pierde, lo que ayuda a aumentar el calentamiento y el retraso de las lluvias monzónicas.

El estudio de investigación no mide simplemente la precipitación global; sino también la dificultad para la precipitación.

Para llegar a estas conclusiones los autores se apoyaron en observaciones satelitales, los datos obtenidos en tierra y a el uso de ocho conjuntos de datos de observación junto con 243 simulaciones realizadas a través de múltiples modelos.