Héctor, la tormenta, haciendo su visita diaria vespertina a las Islas Tiwi, Australia.

Hay fenómenos meteorológicos, que por su recurrencia en lugares muy concretos de nuestro planeta, terminan recibiendo un nombre propio.

¿Os suena el Rayo del Catatumbo? Es característico del Lago Maracaibo en Venezuela. Pues bien, la tormenta Héctor de las Islas Tiví, es un caso similar.

Héctor visita las Tiví casi todos los días.

Una animación en modo timelapse, de imágenes del espectro visible, es una magnífica forma de ver el mecanismo que dispara a la tormenta Héctor.

Se observa cómo, durante el día, se forma nubosidad cumuliforme en el interior de las islas.

Después, en un determinado momento, el gran cumulonimbo explota como si de una bomba nuclear se tratase. Además, consigue generar un espectacular frente de racha que se extiende hacia el oeste a partir de la tormenta principal.

Cómo se forma la tormenta Héctor.

Se trata de un fenómeno tan particular, que desde el Bureau de Meteorología (Bureau of Meteorology, BOM, Australia), se ha elaborado un interesante vídeo que explica cómo se forma.

Al final, el origen de Héctor, se puede explicar muy fácilmente. Es el resultado de la convergencia de vientos en superficie, sujetos al régimen diurno-nocturno de brisas.

Durante casi todos los días, los vientos por la tarde en las Islas Tiví, tienden a converger. Esto es porque el aire sobre tierra se calienta más rápidamente que sobre el mar por razones obvias: el suelo se calienta mucho más rápido que el agua del océano, y calienta la masa de aire que tiene encima.

Al calentarse, se vuelve menos densa, y comienza el ascenso, arrastrando las masas de aire circundantes y haciendo que el viento fluya de mar hacia tierra.

En condiciones de inestabilidad atmosférica, estas corrientes ascendentes son capaces de condensarse y empezar a formar la nube de tormenta (cumulonimbo) que, finalmente, da lugar a Héctor, cada tarde.