Es bien sabido que en Siberia se dan los mayores extremos térmicos de todo el planeta. Esto es, las temperaturas en invierno pueden bajar muchos grados bajo cero pero, en verano, ocurrir todo lo contrario, subiendo hasta los 30ºC o más. Pero lo que no es para nada normal y, de hecho, es un récord como veremos, es que dentro del Círculo Polar Ártico se lleguen hasta los ¡¡38ºC!!

Las consecuencias, evidentemente, pueden ser muy graves, de ser un fenómeno sostenido en el tiempo. ¿Os dice algo la palabra permafrost? Pues bien, esta tierra perpetuamente congelada, está fundiéndose, con efectos devastadores. A más corto plazo, que se desaten incendios por doquier, como bien a captado el satélite AQUA (sensor MODIS) de la NASA.

Medidos 38ºC en Verkhoyansk, Siberia Oriental.

Tal como destaca el meteorólogo francés, Etienne Kapikian, el 20 de junio una estación meteorológica situada en Verkhoyansk, en Siberia Oriental, registró +38,0ºC el pasado día 20 de junio de 2020. Este valor supera el récord anterior, nada despreciable, de 37,3ºC, que databa del 25 de julio de 2988, y se convierte en la temperatura más alta jamás registrada dentro del Círculo Polar Ártico.

El origen de esta situación radica en el establecimiento de una cúpula anticiclónica cálida en altitud. Una situación típica de verano, pero anómalamente amplificada en un escenario dominado por el cambio climático. Probablemente, una conjunción de persistencia y fuerte insolación ha hecho que la masa de aire en la zona se recaliente, adquiriendo características «autóctonas». Un fenómeno similar al que ocurre en la Península Ibérica durante estos primeros días del verano astronómico.

Esta información queda muy bien completada por los datos obtenidos durante aquella jornada a partir de un radiosondeo. Precisamente el globo sonda fue lanzado desde la localidad que registró la temperatura récord de +38ºC, delatando una temperatura de nada menos que +21,2ºC al nivel de 850 hPa (nivel de referencia que, en una atmósfera estándar, se corresponde con unos 1500 m. de altitud).

Incendios por doquier…

Las consecuencias inmediatas son muy preocupantes: incendios por doquier, mostrados con virulencia en las animaciones contenidas en los dos tuits de arriba.

Pero otra más importante, a tener en cuenta a medio y largo plazo, es la fusión del permafrost.

El permafrost es el nombre que recibe el suelo permanentemente congelado, el cual se encuentras en zonas montañosas y en latitudes elevadas: regiones polares del Ártico, la Antártida y circumpolares.

Se estima que un 20 % de la superficie de la Tierra es permafrost (congelado).

Bajo esta superficie helada, estos suelos atrapan grandes cantidades de carbono que quedó encerrado durante la primera etapa de la última glaciación.

Según diversos estudios científicos, se estima que un equivalente a 5 veces la cantidad de carbono emitida por la actividad humana desde 1850,  puede estar almacenado en los suelos congelados del Ártico, un volumen de gas que podría alterar de manera muy grave el equilibrio térmico de la atmósfera.

Estos suelos permanentemente congelados son más comunes en regiones de latitudes altas como Alaska y Siberia, o en altitudes altas como los Andes y el Himalaya.

Saber más sobre el permafrost. Lectura recomendada: ¿Una Siberia habitable?

El calor excepcional se extiende hacia la Península Escandinava.

Ahora toca hablar de la Península Escandinava, en donde de nuevo van a padecer temperaturas insólitamente elevadas. Y esto se está convirtiendo en un fenómeno común en los últimos años (por ejemplo).

Tras un invierno sin nieve, ahora se enfrentan de nuevo a temperaturas impropias de esa latitud, con valores superiores a los 30ºC. Hay que comprender que estos lugares «no saben» lo que es tener aire acondicionado en las casas, porque nunca lo han necesitado…

Es más, no se puede descartar que se alcancen valores parecidos a los que se alcanzaron a finales de julio del año pasado 2019. Valores entre 32 y 33ºC, pero que podrían darse un mes antes de cuando se dieron el año pasado, lo cual es MUY destacable.